martes, 31 de julio de 2012

Señales…

 

¿Creéis que cuando algo va a salir mal alguien o algo nos envía señales como premonición de lo que va a pasar?

Domingo pasado, a mi familia y a mí nos pasó algo que nos fastidió el inicio de las vacaciones. A las 20.45 cogíamos un tren hotel dirección Francia. Nos montamos i viendo que el tren no arrancaba, decidimos comer la cena. Hora después nos hacían desalojar el tren porque un incendio azotaba la frontera de España con Francia y las carreteras y las vías estaban todas cortadas por la magnitud del fuego. No había manera de poder pasar al país galo a excepción del avión. Aunque esa posibilidad era totalmente descartada porque, ya tocando las diez de la noche y en una parte de Barcelona, era imposible poder salir hacia Francia a esa hora.

Después de pasar por recepción para que nos pusieran el sellito que significaba cambio por otro billete o reembolso total del mismo, tuvimos que salir pitando desde la estación donde nos encontrábamos (casualmente de nombre “Francia”) hacia la parada de tren cercanías que nos debía llevar a casa de vuelta, porque a esas horas de la noche, el último tren estaba cercano y me veía en Barcelona a pasar la noche Triste.

Después, en casa, con el mal sabor de boca de la vuelta a casa y no poder salir hacia nuestro destino vacacional, después de ver los desastres que estaba ocasionando la negligencia humana (dos colillas mal apagadas) y de tener la incertidumbre de qué iba a pasar con nuestras vacaciones, reflexioné sobre como había ido el día.

A medio día, a la hora de comer, fui a buscar un pollo asado para comer. En casa, mi mujer se dispuso, como siempre, a cortarlo en trozos para los niños. Uno de los platos lo puso tan al filo que calló al suelo. Con la caída se rompió el plato, la comida por los suelos (por lo tanto, no comestible…) y tenemos un suelo un poco delicado que con todo el aceite que soltaba el pollo, había que tratar de dejar el suelo impoluto. Más que nada, que nos íbamos y esa mancha cinco días en el suelo, no hubiera sido algo muy “bonito”.

En el tren que cogíamos desde Mataró a Barcelona, a eso de las seis de la tarde iba bastante lleno y al abrirse las puertas, no se me ocurrió otra cosa que salir corriendo hacia el siguiente vagón, con tan mala suerte que el tren empezó a pitar justo cuando yo subí al siguiente vagón pero mi mujer se quedaba atrás con la niña. Las puertas casi se cerraron y por lo tanto, la bronca de mi temeridad no se hizo esperar mucho. Estuvieron a punto de quedarse las dos mujeres de la casa en tierra (ufff).

Por consiguiente, el tren no iba lleno, iba a reventar. No nos podíamos sentar, ni siquiera respirar. En cada parada la gente intentaba meterse como podía y aquello cada vez se hacía más insoportable. Pocas paradas antes de Barcelona, la gente ya ni lo intentaba (realmente, no podían subir…) Así estuvimos durante unos 30 minutos. El problema era, ¿cómo íbamos a poder pasar entre tanta multitud, con dos maletas, dos bolsas y controlando a dos niños? Mi mujer estaba de los nervios y yo… intentando mantener la calma, no podía arriesgarme a saltar las alarmas de la ansiedad porque si no… la cagamos. Una parada antes empezamos a movernos entre la multitud dirección a la puerta. Cuando pudimos salir a la superficie (situaros que las estaciones en Barcelona están “underground”) la cosa se hizo más soportable.

No se, tengo la sensación que todo fue un poco “desastre” y el final ya fue apoteósico. Más si lo comparamos con el segundo intento. Martes volvimos a intentar salir de vacaciones y el día fue redondo: el tren iba vacío y la marcha hacia Francia fue bastante relajada.

En la siguiente entrada os cuento cómo fueron las vacaciones y a dónde…. de momento, lo dejaremos en misterio!!

firma jotape blog

1 comentario:

  1. ¿Casualidad o causalidad?

    Por el título parece que vayas a hablar de los circulos en los sembrados :P

    ResponderEliminar