lunes, 27 de junio de 2011

SEMANA XXIV

LA GRÁFICA:

grafico pesos besugos 1

FOTICOS DE ALGUNAS COMIDAS:

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Ensalada de pasta Cheese burguer
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Ensalada Mousse de chocolate, materia grasa 0%

martes, 21 de junio de 2011

SEMANA XXIII

 

 

A partir del día 27 de junio, iremos incorporando los resultados de la dieta en la siguiente gráfica. Además, para la semana 9 nos hemos propuesto el siguiente reto:

Maique tiene que llegar a 99 kgs y Jotapé a 80 kgs.

¿Lo conseguiremos?

grafico pesos besugos 0

lunes, 13 de junio de 2011

SEMANA XXIII - EL FINAL

Todo empezó con muchísimas ganas, con una gran ilusión y fuerza hace más de 20 semanas. Hubo resultados al principio, pero poco a poco se fue esfumando el espíritu inicial con el que comenzó “La Dieta”. Este blog ha dado testimonio de su evolución-estancamiento-retroceso...
A lo visto, se ha decidido por parte de jotapé y maique, lo siguiente:

 

sábado, 11 de junio de 2011

He perdido mi coche (I’ve lost my car… por si hay alguien de Cuenca)

Jueves pasado tuve uno de esos momentos horribles en los que piensas “definitivamente, me han robado el coche”. Había quedado con mi mujer que la pasaba a buscar a recoger en 10 minutos y pasaba por mi mente el llamarla y decirle “Cariño, ahora sí que sí, nos han robado el coche”.

Ante de entrar en el trabajo aparqué el coche en una esquina, bajé la calle giré a la derecha y me dirigí al trabajo. Al salir, volví a coger la misma calle pero con la idea de que el coche estaba aparcado en la esquina de la calle de más abajo, a la derecha cuando, realmente, estaba aparcado en la esquina de la izquierda. Si hasta pasé por al lado del coche, pero claro, como yo´”sabía” que estaba en la esquina de abajo, pues nada, ni miré a la izquierda. Total que giré la esquina bajo al final de la calle y no estaba. Pensé “ah, no , era en laSin título otra esquina de más abajo”. Bajé pero ya veía que no estaba el coche tampoco. Total, que me veía mirando las dos esquinas, la calle de en medio y con un pastel en la mano y yo, sin coche. Deambulé por la calle de más abajo mirando de una punta a otra. Como el día anterior había aparcado por esa zona, pensé que estaba confundido (normalmente tengo una memoria un poco peculiar, cuando salgo del curro siempre me acuerdo de donde he aparcado el día anterior, no el mismo día….). Por un momento te siente como una persona con alzheimer (imagino) no sabes dónde está lo que buscas. Al final, volví a las esquinas susodichas y al mirar hacia más arriba, pude ver el coche y entonces, caí que estaba equivocado con la orientación que debía de tomar al salir del curro. En fin, que todo quedó en un buen susto, llegar tarde a mi cita y poner como excusa de mi tardanza la misma de siempre: no sabía dónde había dejado el coche.

Estos fallos deben de ser muy común por culpa de tener un parking y aparcar siempre en el mismo sitio. Cuando estaba soltero (hace baaaastantes años atrás) tenía que memorizar bien dónde dejaba el coche porque luego me volvía loco buscando. A veces lo aparco fuera, en la calle, y cuando bajo al parking y veo que no está me da un vuelco el corazón. Luego recapacito y me viene a la memoria de que lo había dejado en la calle. Una vez lo dejé en la calle y ni me acordé y estaba hablando por el celular por la noche-noche y mientras hablaba le decía a mi amigo “anda, un coche igualito que el mío”! y entonces me di cuenta de que aún lo tenía en la calle. Imaginaros si por la mañana, medio dormido, bajo al parking y no lo encuentro…. me tienen que llevar a urgencias con un susto tremendo, jejejeje…

He perdido el coche en el aeropuerto (2 horas buscando y como no es grande….) y en Barcelona centro, una noche. Lo dejé en uinterrogacion hombre pensandon parking y cuando salimos del parking y llegamos al paralelo (íbamos al teatro) nos metimos en el pizza hut para cenar algo antes de la obra y entonces conté: dos calles hacia arriba y a la derecha… muy bien.. no problem. Al salir del pizza hut, bajamos dos calles más hacia abajo y nos metimos en el teatro. Al salir, pues chupao, tal y como lo pensamos, dos calles hacia arriba y a la derecha. En aquella calle no estaba el parking. Una cosa es que te roben el coche, otra muy diferente es que desaparezca el parking donde metiste el coche. No podía ser. Volvimos a la puerta del teatro y volvimos a contar: dos calles y a la derecha. Era la misma calle y allí no estaba el parking. Miramos la calle de arriba, la de más abajo, pasamos por calles oscuras, con gente con pintas muy raras. Hasta que después de una hora dando vueltas a la redonda se me encendió la bombilla. Recordamos lo que hicimos y entonces nos dimos cuenta que contamos las calles desde el pizza hut, no desde el teatro. Me acuerdo de ese momento como si fuera ayer. Cuando dimos con el resultado final pensé: “como esto no funcione, me pido un taxi y me voy a mi casa, ya vendremos mañana con la claridad del día a recoger el coche”. Lo encontramos. Que alegría por diossss!!!

En fin, que no se puede ir por la vida como yo, tan feliz, que luego pasa…. lo que pasa!!!

jejejeje….

miércoles, 1 de junio de 2011

Los 10 compañeros con los que nunca trabajarías

 

En expansión.com encontré este artículo muy bueno de Ángela Méndez, espero que os guste, lo encuentro bastante acertado y, casualmente, tengo una imagen de compañero para cada tipología.

1. Stop.

Son aquellas personas que ven problemas en todo. Se encargan de echar un jarro de agua fría en cada una de tus ambiciones. El hábitat donde más a gusto están es en las reuniones, donde su frase favorita es: “no funcionará”. Con frecuencia son los más duros de roer porque no dejan opción para razonar con ellos.

2. Engañabobos.

Los expertos en endosar marrones. Acuden a ti con buenas formas, con mucha palabrería muy estudiada y casi, sin que te des cuenta, han conseguido que aceptes hacer una “tareíta de nada” que era suya. Te roban tu tiempo y merman tu productividad. Una característica de los engañabobos es que eluden dar detalles, por tanto, para ahuyentarlos hay que formularles preguntas detalladas, pedirles más información. Seguro que su primera reacción es simular ignorancia e intentar minimizar las cosas, pero insistirles suele hacer milagros.

3. Bulldozer.

Son como los matones de patio. Enfrentarse a ellos puede ser doloroso y hasta peligroso. Un estudio de la Universidad de Columbia arrojó el resultado de que nueve de cada diez trabajadores sufren tarde o temprano malos tratos por parte de algún jefe, pero también los hay entre los clientes y compañeros. Como las medidas oficiales llegan tarde o te vas de la empresa o pones en práctica algunas medidas. Entre ellas está dejar constancia de todo por escrito, plantarle cara con reacciones duras pero no incendiarias y acudir con alguna persona e confianza que pueda respaldarle y ser testigo. Conviene tener en cuenta que sólo son eficaces en terreno seguro, algo que les puede arrebatar y tú eres el adulto frente a su pataleta.

4. Sonrisitas.

Son personas que inquietan. Un ejecutivo los describe como “gente súper feliz que te desquicia”. Al no ver muy claros sus motivos, te esperas constantemente lo peor. Según los investigadores hay tres tipos de sonrisas: la auténtica, la falsa y la de desprecio. Y en el mundo empresarial abundan muchos las de plástico. Esa mueca desdeñosa con ciertos aires de superioridad es a veces portadora de malas noticias. Por desgracia, no hay estrategias probadas para combatir al sonrisitas. la única satisfacción es dejarle en evidencia con un “¿por qué sonríes? Quizás no te responda, pero a lo mejor le agrietas un poco el barniz.

5. El mentirosillo.

Inseguros, desorientados e incapaces de ser sinceros por falta de confianza. El mentirosillo quiere caer bien. En una empresa grande es muy difícil pillarlos con las manos en  la masa. El motivo principal de que actúen de esta forma es para escaquearse de algún problema o no asumir su parte de responsabilidad. Su frase comodín suele ser: “Yo ese e-mail nunca lo he recibido”. Así que: guarda copias.

6. El navaja.

Es difícil descubrirlos, pueden parecer tus amigos hasta que de pronto hay algo que les hace odiarte y entonces su único objetivo es perjudicarte. Son vengativos e infantiles y pocas veces se les ve venir. Según varios ejecutivos el peor es que, con buena cara, dice “sí, sí, sí” cuando en realidad piensa todo lo contrario. A veces es posible plegar la navaja, pero sólo plantándoles cara y atando todo muy corto.

7. El minutos.

No le subestimes. Es peligroso porque te pilla antes de que te hayas dando cuenta. Es experto en rebanar trozos cada vez más grandes de tu tiempo. Puede ser cualquiera: un compañero, un jefe, un proveedor…Sólo quieren consultar una cosa o contarte el último chascarrillo y tú, con tu gran paciencia, le atiendes, pero los minutos pasan y comienzas a ponerte tenso porque no sabes cómo cortarle sin ser grosero y ofenderle. Recomendación: técnica del frenazo, sé sincero y dile que no tienes tiempo. A veces para evitarlos y que pasen de largo unos buenos auriculares son la mejor herramienta.

8. El sabelonada.

Apasionadas de la amistad y las relaciones sociales, a estos profesionales los odia todo el mundo. Son esos insufribles compañeros que hablan alto, tienen el cerebro como un cacahuete pero siempre tienen que opinar y creen estar en posesión de la verdad. Según los autores “la plaga de los sabelonadas se ha extendido de modo exponencial con el auge de Internet. La Wikipedia, Google y millones de blogs se han convertido en el arsenal de los desinformados”. Para desinflarlos pregúntales directamente: “¿Eso de qué fuente lo sacas?”

9. El hoja de cálculo.

Son los maniáticos del manual que corrompen a todo el mundo con su exagerado sentido de las reglas, a la vez que chupan hasta la última gota de energía y diversión a cualquier iniciativa. Los hay en todos los estratos y en todos los departamentos. Les da pánico las explosiones de ideas descabelladas y en las reuniones de lluvia de ideas anota todo, pero aportan poco.

10. El oveja.

Bienvenidos a la amplia mayoría. Los “oveja” son los más exasperantes e irreductibles. Son los doctorados en la facultad de las ideas Comunes. No se las pueda ignorar sin más. No es que sean incapaces de pensar por sí mismos, sencillamente es que no lo hacen porque no quieren. Les resulta más cómodo seguir el sendero marcado y no complicarse la vida. Su manejo es difícil, por tanto tendrás más oportunidades si tratas con ellos de forma individual. Además, si ganas a una oveja para tu causa, puede que te dé una alegría y atraiga a más.